Todos los coches deberán llevar incorporado un sistema EDR a
partir del 7 de julio de 2024. Estas cajas negras registran datos
como la velocidad de circulación, el número de revoluciones, la
potencia de frenado o la trayectoria del coche. Además, graban de
manera cíclica cada 30 segundos, algo que facilitará el estudio de la
situación en caso de accidente. Los EDR ya estaban disponibles en
algunos coches pero a mediados de este año ya serán de carácter
obligatorio. En julio del año 2022 los EDR eran obligatorios en
coches de nueva homologación, aunque ahora, con la entrada en
vigor del Reglamento General de Seguridad, serán imprescindibles
en todos y cada uno de los que circulen por las carreteras de los
Estados miembros de la Unión Europea.
Los EDR están fabricados en acero y contienen todos los datos del
sistema de airbags, además de estar conectados a la red de datos
del coche. Una de las piezas fundamentales son los
condensadores, cuya función es la de proporcionar el pulso de
corriente y activar el airbag en caso de producirse un accidente. Por
otro lado, se encuentra el procesador principal y un chip de
memoria. El dispositivo EDR se coloca bajo el asiento del
conductor y desde ahí va recopilando datos.
Los datos más relevantes que se almacenarán en esta caja negra
para coches son los siguientes:
– Registrará la velocidad del vehículo
– Registrará los movimientos de la dirección
– Examinará la posición del acelerador
– Analizará la desaceleración
– Validará el funcionamiento de los cinturones de seguridad
– Por último, registrará el ángulo del giro del coche
La Unión Europea ha tomado la decisión de imponer los EDR como
obligatorios para aumentar la seguridad de los automóviles. Este
mecanismo obtendrá información muy útil y relevante a la hora de
analizar las posibles causas de un accidente en carretera. Para
poder acceder a la información almacenada, es necesario tener
acceso al vehículo y poseer un dispositivo preparado para
conectarse a la toma de diagnosis. Se trata de dos factores que
están al alcance la policía y la compañía de seguros. En el
momento de aceptar la póliza, el conductor da su consentimiento a
la aseguradora para recopilar tanta información como requiera en
caso de accidente vial.